Bartleby el escribiente




14.6.04

La conferenciante habla con seguridad de una materia que conoce bien. Ella dice: que la filosofía hoy es autorreferencial, que el discurso filosófico se ha ensimismado. Dice también: que los maestros antiguos eran maestros de vida. Cita a Epicteto. Cita a Sócrates. Mira al auditorio cuando argumenta, apenas consulta las notas que tiene sobre la mesa. La observo mientras enumera las virtudes de la vieja mayéutica. Es atractiva, viste con sobriedad zen, elegante. Es, también, fría. Yo debería concentrarme en sus argumentos, pero lo que me atrae son sus labios pintados de color cereza y su manos de piel transparente. Ahora habla de sus estudios en Alemania. Y cuando pronuncia el nombre de las universidades en las que ha estudiado o de los profesores que la han enseñado, su voz se transforma y las palabras vibran en su garganta con matices perturbadores al reproducir el acento alemán. Cuando termina su charla, me acerco a ella. La hago hablar de su época en Alemania. Cuando pronuncia la palabra Tageszeitung, me estremezco. Sigue hablando. Me recorre un escalofrío cuando de sus labios color cereza sale la expresión Aktuelle Nachrichten aus Berliner Zeitung. Entreveo la punta de su lengua apoyándose en el paladar: Die Adresse in Südbaden für Nachrichten. Se me ha erizado el vello. Me pregunta qué me pasa cuado me ve respirar agitado. Nada, contesto, disculpa un momento, tengo que ir al baño. Cuando regreso, ya se ha ido. Y ni siquiera me ha dado su número de teléfono.