Bartleby el escribiente: 07.2004




31.7.04

Del pasado me protejo con mi mala memoria. Pero, como me defiendo del futuro?






A lo largo de mi ya dilatada existencia he conocido a gente cuyas convicciones rozaban el fanatismo. Yo, que soy de natural descreido, suelo escucharlas con distanciamiento. Pero lo de anoche me da que pensar. Hacia yo tiempo a que llegara la hora de dormir charlando con una joven pareja de ingleses a la que habia conocido el dia anterior. Me contaban que forman parte del movimiento antiglobalizador y que habian estado en Seattle y Genova, y en Barcelona. Desinhibido y animado quiza por las varias caipirinhas que habia ingerido, le pregunte a ella por el tatuaje que lucia en ese lugar en el que la espalda empieza a llamarse culo. Era una svastica. "Ah, eso", contesto, "es una forma de concienciacion politica activa". "Cuando Kevin me encula" siguio con desparpajo "la vision de la svastica lo saca de si, y en tres o cuatro embestidas se corre al grito de Fuck you, Adolf". "Es una especie de orgasmo militante", crei entenderle. Estuve tentado de hablarle de mi pasado antifascista, pues la chica tenia unos ojos ingenuos y bonitos, y en esto de las solidaridades ideologicas nunca se sabe que se puede pescar, pero me contuve, pues mi mujer merodeaba cerca y vigilante. "Quiza te quedaria bien la M de MacDonald", le dije tras unos instantes de meditacion, "seria como de mas actualidad". Y pense en Kevin, gritando al correrse: "!!!Un whoper doble sin pepinillo!!!"




30.7.04

Posdata 5
Desde hace dias estoy anclado a la orilla del agua en una playa del mediodia. Recubierto de crema protectora factor 50, veo pasar una procesion interminable de gentes. Hay adolescentes turbadoras e inaccesibles, pero muchos de los que desfilan ante mi forman parte de la humanidad doliente. Pieles que no han conocido el sol y lo acusan ahora con enrojecimientos, piernas demasiado cortas para el culo que soportan, vientres que revelan una ingesta inmoderada de cerveza y tetas que sufren el efecto ineludible de la gravedad. Hay algo en este desfile que me recuerda las laminas de Brueguel. Me compadezco de todos ellos, y de mi mismo. La compasion es una forma de amor, creo. Hay batallas que esos cuerpos ya han perdido, y la desnudez lo revela. Los ha derrotado el tiempo, o los genes, o los malos habitos.
Yo prefiero los cuerpos vestidos o velados a los cuerpos denudos. Cuando se elige un color, una textura, una forma, el juego de la seduccion se desplaza a otro tablero, el de la cultura y el intelecto, y se reparten de nuevo las cartas.
Es mas, prefiero vestir los cuerpos a desnudarlos. Es una de mis muchas parafilias. Me deleito abotonando una blusa, ajustando unas medias, calzando un zapato. Baudelaire decia algo de esto, pero como tengo mala memoria, no me acuerdo.
A veces prefiero incluso los no cuerpos de Internet, esas construcciones virtuales en las que uno es lo que le da la gana o varias cosas contradictorias al mismo tiempo. Sin identidad fija. Sin nombres. No names, le decia un Marlon Brando perdido y desesperado a Maria Schnneider en El ultimo tango. No names. En cierta medida, aquel era un encuentro virtual.
Soy un adicto que no se quiere curar  a esa red de encefalos, rojos, humeantes, que palpitan, o negros y secos, enredados en bits e hilo telefonico. Echo de menos mi paseo nocturno por los blogs de ciberconocidos o ciberdesconocidos. Pero se me acaba el tiempo y no tengo mas monedas. Enciendo un  cigarrillo, miro la pantalla y sigo la cuenta atras del relojito digital. 58 segundos, 57, 56...
Un tipo espera impaciente a que le deje el sitio, quiza quiera mirar los ultimos mails que han entrado en su despacho, o comunicarse con una amante secreta, o mandar a alguien las fotos que se ha hecho esta manana.







28.7.04

Me gustaria regalarle un amante a mi mujer para este invierno, que la haga sentirse deseada y le de morbo, pero tendria que ser algo mas tonto que yo, para que ella vuelva pronto a casa despues del acto. Me preocupa que ande por ahi a deshoras. Lo que pasa es que un tio asi no es facil de encontar. 





27.7.04

Mi mujer me ha prohibido que fume. Tambien ha hecho que me apunte a un gimnasio. Desde hace tiempo todo lo que me pone de comer es  desnatado. E insiste en que haga yoga, que es muy bueno para el equilibrio de la mente. La verdad es que, teniendo en cuenta que la pension ya la tiene segura, no se para que quiere que le dure tanto. Quiza sea por el tradicional coito anual. O por las pequenas reparaciones domesticas, que se me dan bien.

*Esta mierda de teclado no tiene tildes ni enes ni puntos y coma. Agg. Se me jode el estilo.  




24.7.04

Pensaba hablar de mis miedos (miedo a la enfermedad, miedo a la soledad, miedo a los accidentes de tráficos, miedo a envejecer, miedo a que le ocurra algo a alguien de mi familia, miedo a quedarme sin trabajo, un miedo pequeñito a los dentistas...: vamos, como un Todo a Cien de miedos), pero en cuanto llegan se ponen a hablar unos con otros y no me hacen caso. Así que los he dejado por ahi, a sus cosas. Yo me voy a dormir.





23.7.04

Falafel al desnudo.
Algo de historia. El día 18 concluía una frase de la siguiente forma: "... intento ponerle rostro a los anónimos comentaristas", quizá influido por la lectura de un post de Jana del día 16 que terminaba así: "Me gustaría preguntarle alguna vez a todo el mundo: ¿cómo soy para ti? Quizás me dieran alguna pista..."  Falafel comentó mi post y dijo: "A mí me gustaría que nos pintases, a ver cómo nos ves". A ella se sumó inmediatamente Bo Peep, temerosa de perder protagonismo. Yo acepté pues no puedo negarme a poner mis conocimientos al servicio de aquellos que buscan encontrase a sí mismos, a levantar los velos de la esfinge.
Como bien sé, pues he consagrado mi vida a estudiar el alma humana, una descripción que se atenga a lo físico o externo es irrelevante, y habla en el fondo más de quien dibuja y sus fantasías que del dibujado. No obstante, pongámosle una silueta.
¿Es Falafel una suicide girl?, me pregunté cuando visité por primera vez su blog y vi una alusión a esta página, tomada quizá de La Petite Claudine. Durante unas semanas la imagine como veinteañera airada y un poco listilla, con un tatuaje en el hombro y un pezón anillado. Luego descubrí que aunque fuera una suicide girl, cosa que me seducía notablemente, pues padezco el síndrome del lolitismo, a mí sólo podría quererme como amigo, pues nos atraen las mismas turgencias. Una constante en mi vida: la de que me quieran como amigo, pero no para los placeres de la carne. Con el paso de los post y los comentarios Falafel se ha hecho mayor, y ahora la veo con 34 años y capaz de poner mucha dureza en sus ojos. Tiene Falafel nick de medir 1.61 y pesar 59 kilos, es decir, debe de estar algo gordita. Y la sigo imaginando con el flequillo cortado horizontalmente y el pelo teñido de caoba rojizo. Hasta aquí nada de lo dicho es esclarecedor, y puede confirmarse o desmentirse con una simple fotografía. Falafel busca mirarse en el espejo y contrastar la imagen que éste le devuelva con la imagen que tiene de sí misma. Loable inquietud que ha sido la razón de toda la evolución humana desde los tiempos, aproximadamente, del Paleolítico superior, año arriba, año abajo: la búsqueda de la identidad. Está inquietud exacerbada ya revela algo de la verdadera identidad de Falefel: es una romántica, en el sentido noble del término, rebozada con el cinismo moderno. Y una tímida que ha desarrollado habilidades verbales para defenderse, o para protegerse. En una época en la que la norma social no fuera, como en ésta, la novedad, el individualismo y la provocación, hubiera sido revolucionaria. Pero hoy ni ahí, ni en las pequeñas transgresiones en el estilo de vida, se consigue la identidad. El siglo consume modas, rebeliones, desaires a lo establecido. Y pasan y se subsumen en la nada. Y son sustituidas por otras modas, otros desaires y otras provocaciones más sofisticadas. Es como la tolerancia que se desarrolla a las drogas o los medicamentos. Más y más. Falafel juega a eso, a provocar, a veces, pero veo un melancólico fondo de escepticismo en ella, pues sabe, como decía antes, de lo inútil de los gestos. Y la siento sola, a veces. Añorando quizá días de infancia o de descubrimiento. Seguiré pensando en ella con un pezón anillado, con el hombro tatuado, promiscua, seductora, borde y, paradójicamente, tierna, muy tierna. Falafel es una habitual comentarista de este blog al que da lustre con su agudeza y sarcasmo.
Y sí, he escrito este post bajo el efecto hipnótico de psicotrópicos como el chocolate Lindt y el ritmo machacón de la guitarra de John Lee Hooker.





21.7.04

Mi hijo está todavía en la edad en la que cree que lo que sale en la televisión está realmente dentro de la caja. Le he explicado que no, que se trata de ondas electromagnéticas y de una simple reacción a impulsos eléctricos. "Es como cuando en el cerebro se evocan determinados recuerdos y parece que ves las imágenes" le he dicho para aclarárselo. Mi mujer, que estaba tumbada en el sofá hojeando el Pronto me ha interrumpido: "Anda, no le digas esas cosas al niño, que de mayor se va a parecer a ti", y me ha cortado el rollo.  





A estas horas debería estar escribiendo el prometido post sobre Falafel, u otra cosa cualquiera. Pero hoy he ido a una fiesta, me he tomado dos o tres Jack Daniels, sin hielo, me he sentido brillante y omnipotente, y he vuelto a casa de madrugada paseando por el centro de Madrid, donde viví muchos años. Qué cosas, he pasado de la euforia ingeniosa a la dulce y letal melancolía: y ahora tirado delante de la tele, miro la MTV, a esa lolita entre vulgar y descarada que es Avril Lavigne, pero no es ella la que suena en mi cabeza, sino los Smith, y el Tom Waits de The Frank Wild Years: Cold call ground, Cold call ground, Cold call ground.





20.7.04

Próximamente: Falafel al desnudo






19.7.04

Curso a distancia de Onanismo Artístico.
A continuación relaciono lo necesario para seguir las clases con aprovechamiento. El kit de iniciación está integrado por elementos que se pueden encontrar fácilmente en todos los hogares.
 
Kit para chicas:
-Un cepillo de dientes Oral B (de cerda suave).
-Un teléfono móvil (vale cualquier modelo, basta con que pueda ponerse en modo silencio/vibración).
-Fruta u hortalizas de temporada.
-Una pinza de tender la ropa (ejercicio opcional).
 
Kit para chicos:
-Mano derecha.
-Mano izquierda (para zurdos).
 
Bibliografía básica:
La bricomanía del clítoris, J. C. Suances, Espasa-Calpe, Madrid, 1999. 
Tú y tu pene, John Smith (pseudónimo), trad. José García (pseudónimo), Planeta, Barcelona, 2001.
 
Lecturas complementarias:
Obra completa de Thomas Bernhard, Alfaguara y Anagrama.





18.7.04

Posdata 4
Le he comprado a mi hijo un Tamagochi. Para quien no lo sepa, es un artilugio electrónico parecido a un reloj digital con una pantallita en la que aparece un muñeco informe e impertinente que reclama atenciones continuamente: pitidito cuando se hace caca, pitidito cuando quiere dormir, pitidito cuando quiere comer. Mi hijo está pendiente de él; supongo que le hace sentirse responsable de algo, y construye en torno a ese bichito un mundo virtual o de fantasía. Se ha hecho un adicto. Yo no tengo nada que reprocharle. También soy un adicto. A este blog, por ejemplo. Anoto las tonterías que se me ocurren para colgarlas aquí después, y estoy pendiente de los comentarios: simples, provocadores, inteligentes, divertidos... Polemizo, defiendo una cosa para abogar al minuto siguiente por la contraria, como los sofistas, intento ponerle rostro a los anónimos comentaristas. Cualquiera diría de mí lo que yo he dicho de mi hijo antes: ¡Vaya gilipollez! Pero el caso es que este blog me permite ironizar sobre mi mismo, sobre mis carencias o debilidades, hacer humor negro sobre algunas situaciones, y también, claro, desdoblarme, asumir una o varias personalidades alternativas a la mía real.
Leo blogs e intuyo detrás de los post amores, desamores, crisis, estilos de vida diferentes al mío: algunos de ellos los conozco porque ya los he vivido, otros me sorprenden, y envidio unos pocos. Me gusta especular acerca de las razones que llevan a la gente a emplear su tiempo en esto.
Si fuera sensato estaría durmiendo ya, o leyendo unos de los muchos libros que se acumulan en mi mesita de noche, o viendo alguna de las muchas pelis o documentales que pasan por el canal de cable. El otro día hablaba con una amiga sobre American Beauty. Ella decía que es un bluff, que está llena de trampas. A mí me gusta el monólogo que se escucha mientras el viento levanta una bolsa de plástico vacía. Y la imagen de Kevin Spacy, perplejo, mirándose a sí mismo en un espejo, encanallado por una lolita descerebrada y por su propia confusión. Espero que a mí no me pase como a él, es decir, que acabe dándome un tiro (esto es una boutade: no tengo pistola. Y además, ¿quién limpia luego la sangre? No quiero ni imaginar la bronca de mi  mujer).
Muy bajito, para no molestarla, ella duerme, suena Jordi Savall, Les voix humaines, el primer corte, preludio en re menor de Karl Friedrich Abel (1723-1787), dos minutos sublimes. Pienso que no hay tanta diferencia entre un hombre del siglo XVIII y otro del siglo XXI.
A estas horas de la madrugada ya hace fresco.
Termino el cigarrillo, cierro las ventanas y me voy a dormir. 




17.7.04

Parezco un Pentium IV a 2.4 Gigas de velocidad en un ordenador doméstico: la mayor parte del tiempo sólo utilizo el 1 por ciento de mi cerebro en cosas útiles. Estoy pensando en realquilar el otro 99 por ciento para que no siga perdiendo el tiempo en tonterías.




16.7.04

El mundo es hoy mucho mejor que ayer. Proliferan las iniciativas solidarias y surgen ONGs que se ocupan de los desvalidos e intentan paliar las injusticias. Se trata de un gran movimiento fraternal que no conoce precedentes. Hay, sin embargo, una gran laguna que llenar aún: la del coito. De todos es conocido los beneficios que un buen polvo supone para el sistema nervioso, el equilibrio emocional y la lozanía de la piel. Y en esto hay grandes desigualdades: unos follan mucho y otros poco. Desde esta página abogo por la socialización del coito, por la constitución de una ONG universal de voluntarios y voluntarias que lleven los placeres de la carne a todas las casas.
¡Desfavorecidos del amor, uníos!
(Aclaro, para los mal pensados, que se trata de una iniciativa altruista, pues yo satisfago mis ardores al menos una vez al año).




Esta mañana, al despertarme, me ha ocurrido lo mismo que a los ordenadores cuando los arrancas y se queda el relojito dando vueltas y vueltas. Así que me he reseteado, y ahora estoy como nuevo.




Soy tan despistado que hoy no sé si me toca escribir a favor o en contra.




15.7.04

Gracias a Nedstat Basic 3.O, el contador de visitas, he sabido que alguien ha llegado a mi blog tras realizar la siguiente búsqueda en Yahoo: Voyeur+Braguitas+Parque. Me enternece saber que tengo un alma gemela en el ciberespacio interesada, como yo, por la relación de conceptos Contemplación+Industria textil+Ecología.




Me he cortado el pelo; me he cambiado de gafas; he estado tentado de hacerme un piercing; me gustan todas las tías; creo que soy una mierda; tengo ganas de viajar a un sitio lejano, lejano, lejano; nadie me hace puto caso; quiero aprender a tocar la guitarra; me cabreo cada dos por tres; quiero ir al gimnasio; la próstata me tiene hecho polvo y me ha salido un grano: no sé si estoy en la crisis de la adolescencia o en la de la madurez (por llamarlo de alguna forma).




Debería haberme ido a la cama ya, pero es que tengo una duda: no sé si soñar con Uma Thurman, Scarlett Johanson o Jean Seberg. Jean Seberg tiene la ventaja de que sale en blanco y negro.




14.7.04

Quisiera ofrecerme para algo, pero no sé para qué.




13.7.04

Colecciono negativas. La última que he obtenido es ésta: "Este mes no, que me duele la cabeza". Creo que la voy a enmarcar.




La semana que viene voy a hacer un curso de onanismo artístico. La matrícula es un poco cara, pero es que ponen vídeos como los de Canal Plus, sin codificar, y dan klennex para las prácticas, no hay que llevarlos de casa. Ya os contaré.




Esta es la esperada Posdata 3.
El primer post que colgué era una historieta que quería ser una metáfora de la invisibilidad. Es esa sensación de que has desaparecido para el mundo que te rodea y sólo tienes valor de uso, funciones, obligaciones que cumplir. Eres el padre que debes ser y el que espera tu hijo que seas; eres el marido que debes ser y el que espera tu mujer que seas, eres el hijo que debes ser y el que espera tu padre que seas. Nada ocurre fuera de ese universo reglado y fijo. Además, la conciencia de la muerte empieza a hacerse tangible en un momento en el que aún muchas cosas dependen de ti. La gente mayor supongo que lo encaran de otra forma: son ellos y la muerte, solos. Así no hay angustia. Lo he comprobado en el caso de mi padre, que tiene ochenta años, sabe que le queda poco, por ley natural, pero vive al día: como un adolescente. Nada tiene que ver esta invisibilidad con la de los superhéroes, esa invisibilidad de la que hablaba con mi hijo en otro post, la que te permite ser una especie de voyeur de vidas ajenas sin delatarte. Por eso la elegía yo frente a otras cualidades maravillosas, como la de vuelo, por ejemplo.
Es la conciencia de mi invisibilidad, de la mala invisibilidad, para entendernos, la que hace que me refugie en este blog, una especie de trastero lleno de baúles y de cajas de las que voy sacando fantasías, sueños, deseos, juegos infantiles o infantiloides y guarradas, como esa impresentable Academia del Culo y Alrededores, que, por cierto, languidece. Creo que a muchos blogeros/as le ocurre lo mismo que a mí. Espero que no me descubran en mucho tiempo, que tarden en llamarme para bajar a comer.




12.7.04

¡Hostias! Espero que mi mujer no lea esto. El otro día me pilló fumando y ojeando Interviú y casi se me cae el pelo. Y cuando me pregunta: "En qué piensas" y le digo que en nada, no se lo cree.




11.7.04

Un caso real. Testimonio inédito en la red.
Transcribo a continuación la conversación que he mantenido este fin de semana con una vieja amiga a propósito del tema que nos ocupa.
"¿El culo, dices?", me preguntó ella. "Era octubre de 1982. Yo tenía dieciocho años, y era mi primer año en la universidad. Él... bueno, él me doblaba la edad. Fue el año de los diez millones de votos socialistas. En la explanada que hay al lado de la facultad de Medicina, en la Complutense, se celebraba el mitin de cierre de campaña. Llevábamos viéndonos, casi a escondidas, un par de meses. Sería el calor, o sería que estábamos muy juntos apretujados entre la multitud, o sería que hacía una semana que no nos veíamos, el caso es que, cuando Miguel Ríos atacaba el Bienvenidos hijos del rock and roll me volví, me puse de puntillas y le susurré al oído: 'Quiero que me folles el culo'. Él no dijo nada, me acarició la barbilla y siguió mirando al escenario. Media hora después me tomó de la mano y dijo: 'Vámonos'."
"Todo lo que ocurre en la cama tiene carácter simbólico, o puede ser interpretado en clave simbólica". El ofrecimiento del culo es una metáfora de la entrega absoluta, la sumisión, medita mi amiga: "Quería que me sodomizase, era mi manera de decirle que podía hacer conmigo lo que quisiera".
"Me llevó a su casa. No debía hacer nada, me dijo, sólo dejarme guiar. Aquella cosificación me excitaba. Cuando Felipe González prometía ochocientos mil puestos de trabajo para la nueva legislatura, él me bajaba las bragas. Sentí su glande buscando mi orificio. Miles de mecheros encendidos se estarían alzando en ese momento en el campus universitario coreando Al alba con Luis Eduardo Aute.
Yo me mordía los labios y me abrazaba con fuerza a la almohada. Mi resistencia instintiva dio paso al abandono. Lo sentía palpitar como nunca antes dentro de mí. Cuando se retiro, una gotas de semen resbalaron por mis muslos. Hacía rato que unas lágrimas, mansas, de felicidad, me mojaban la cara. Así, abrazados, escuchamos la traca final del mitin, los fuegos artificiales". "Hace poco me he enterado de que murió de cáncer de próstata. Aquel octubre de 1982 fue la primera vez que voté y la primera vez que me dieron por el culo", concluye mi amiga.
Gracias, Sara H., por tus sinceras palabras en nombre de todos los miembros de la Academia del Culo y Alrededores.




9.7.04

Próximamente: POSDATA 3




Veo con agrado y complacencia que mis modestas reflexiones acerca del culo han sido bien recibidas por algunos lectores. La doctora Falafel apunta un tema interesante, el valor de uso del culo en nuestra cultura, señala sus preferencias y confiere al culo carácter totémico; la discreta joven que se oculta bajo el genérico "chica", discrepa de Falafel, y apunta unos matices que hay que tener en cuenta en lo que concierne al ritmo y la lubricación; la profesora Ana, por su parte, se siente tentada a incorporarse a este campo de estudio: confiemos en que pronto fructifiquen sus investigaciones y éstas tengan un eco positivo en general y buena acogida por su pareja en particular. Un hasta ahora desconocido estudioso, Sangre y Cosmos, aborda el tema desde una perspectiva estructuralista y semiótica, y concluye con una arenga en pro del uso lúdico del culo. (Para todas las referencias, véanse comentarios al post anterior)
La gran pregunta es la siguiente: ¿para qué sirve el culo?, ¿qué uso debemos hacer de él? Aclaro, para lectores de ingenio leve que podrían sentirse tentados por el chascarrillo fácil, que cuando hablo de culo me refiero a los glúteos, y no al esfínter.
Desde la tradicional perspectiva patriarcal, la respuesta está clara: el culo existe para ser horadado. No obstante, sin descartar que ésta pueda ser una de las finalidades, quiero recoger aquí un concepto, el de la lentitud, que otra amable comunicante ha puesto sobre la mesa. Y es que antes del asalto frontal al secreto orificio caben múltiples y deliciosas formas de asedio que son un fin en sí mismas y cuya característica más interesante es la lentitud en la ejecución. Animo a mis lectores a que describan algunas de ellas, aquellas que, según su experiencia, puedan resultar más gratas.
Como ejemplo de usos alternativos del culo recordemos aquí la escena en la que una casi adolescente Uma Thurman presta su culo al libertino John Malkovich/Valmont, para que éste se apoye en él y redacte la misiva envenenada con la que quiere socavar las defensas de una virtuosa Michel Pfeiffer. No sabemos cuál fue la recompensa que obtuvo Uma por prestarse tan diligentemente a servir de escritorio, pero cabe imaginarla.
Mucho ha de escribirse aún acerca del culo, pero en el estado actual de las investigaciones no se puede dar una respuesta definitiva a la pregunta que nos hacíamos. Por mi parte, anuncio solemnemente que me voy a entregar al estudio pormenorizado de este tema, y que mis conclusiones las iré haciendo públicas en este foro. Mi plan de trabajo es el siguiente:
-Efectos de la exhibición en distintos grados en la turgencia del pene (insinuado bajo una falda ligera, la función de la ropa interior. Recordemos el de Scarlett Johanson y sus braguitas semitrasparentes al inicio de Lost in Translation...);
-Lubricación con aceites aromáticos y masajes;
-Modalidades de caricias (las yemas de los dedos, efecto ocasional del uso de las uñas como método para estudiar el contraste de sensaciones);
-Lengua, perineo, vulva y esfínter: un tema tabú;
-Azotes de distinta intensidad durante el coito, y, finalmente,
-Técnicas de penetración.
La ciencia espera mucho de nosotros.




7.7.04

Hoy quiero reflexionar, queridos amigos, acerca de la belleza del culo y su naturaleza. Como todos sabéis, el culo es aquella zona del cuerpo que se inicia cuando termina la espalda y finaliza cuando empiezan los muslos. A veces se recubre con vaqueros para destacar sus características morfológicas, redondez o firmeza. Algunos antropólogos sostienen que los culos voluminosos, con grandes acúmulos de grasa, atraen a los machos de la especie porque indican que la hembra poseedora de tal culo guarda reservas suficientes para sacar adelante a la prole; en los tiempos modernos, los culos firmes y morenos han desplazado en el favor popular a los grandes y hermosos, quizá por la convicción de que la vida al aire libre y el ejercicio -cosas ambas que modelan culos así-, son sinónimos de vida sana, y por tanto, de nuevo, de capacidad para sacar adelante a los hijos. Dicen los antropólogos que encontramos atrayente aquello que entendemos que garantiza la supervivencia de la especie. Me pregunto por qué mis genes querrían perpetuarse por el solo hecho de perpetuarse. Tiene que haber otra razón. Muy dignas publicaciones -Man, Primera Línea, Cosmopolitan- han publicado trabajos sobre esta materia y han intentado fijar un canon de belleza moderno en cuanto a culos. Recientemente, Interviú nos ha ofrecido el de Fresita. No obstante, a pesar de que he consultado abundante bibliografía, sigo sin tener una respuesta a la cuestión primordial (ya dije que no me convence el argumento antropológico): ¿por qué unos culos ponen y otros no? He aquí la cuestión. Como no me gusta hablar sin sentido, esta tarde he decidido convertirme a mí mismo en objeto de estudio y someterme a un experimento. Me he ido al parque a ver pasar culos. Básicamente mi reacción ha consistido en aumento de riego sanguíneo y leve tensión muscular en la zona genital en unos casos, y en flaccidez y desinterés en otros. He avanzado bastante en mis reflexiones, pero he vuelto a casa con un dolor testicular que no sé cómo aliviar. La verdad es que la dedicación a la ciencia es muy sacrificado.


Posdata 1: en mi post anterior quise abordar un tema eterno: el de la seducción y el deseo. Lamentablemente, el tono paródico y humorístico ha confundido a mis lectores (esto me llevaría a una reflexión acerca del fondo y la forma, y como ésta condiciona el sentido en las manifestaciones artísticas y no es en absoluto secundaria). Hagamos introspección, o sea, hago introspección: ha seducido siempre el verbo fácil, brillante e ingenioso; ha seducido siempre quien destaca u ostenta algún tipo de poder, carisma o liderazgo; ha seducido siempre quien ha sido capaz de conectar con las zonas perversas y ocultas de la psique femenina, hacer reír, simplemente, u ofrecer seguridad. Eso pensaba. Y me dediqué a cultivar la palabra, pues podía hacerlo por correspondencia y en casa, y no me veía con cualidades para desarrollar otras habilidades. Lo cierto es que cuando alcancé competencia suficiente descubrí mi error, o sencillamente, llegué tarde: las chicas, cualquier chica, pasaban de rollo y habían desarrollado una actitud más pragmática que consistía en éste sí, éste no, en función, básicamente, del valor de uso inmediato, sin otro tipo de consideraciones. Y aquí es donde entra la mirada, como instrumento de selección. Claro, a mí esto me jode, porque ya estoy algo ajado y en la media distancia no doy bien. Y sobre todo no me da oportunidad de abrir la boca.

Posdata 2. Escribo. Leo. Corrijo, vuelvo a leer y posteo. Desde la posdata 1 ha pasado un buen rato. Brilla la pantalla del monitor. Ella y él duermen. La casa está en silencio. Las luces apagadas. Miro por la ventana. Pasa algún coche. Aprovecho para fumarme un cigarro. Curioseo. Me sorprende el culturón y la sensibilidad de alguna gente que cita al fraile Guevara de memoria. O a madame de Tourveil. La tierna ingenuidad de otros. Participo en broncas blogerciberneticas para pasar el rato. Curioseo. Dejo caer insinuaciones sexuales en algún comentario. Escribo gracietas chistosas. Hay gente que habla de sí misma. Yo ironizo sobre mí mismo. No deseo. Me dejan indiferente mis recuerdos. No me emocionan los conceptos sobre los que se escribe tanto: amor, libertad, justicia... todo eso convertido en topicos que sirven para sentirse cómodo, integrado, y tranquilizar la conciencia. Soy un hombre sin memoria. Hasta hace poco lo lamentaba; hasta que descubrí que la memoria es un lastre muy pesado. Lo más vivo en mi mente son ficciones, lecturas. Soy un indiferente moral, me temo, un espectador, un extranjero. Me fumo otro cigarro mirando a la calle. Quisiera tener alguna convicción. No sé adónde voy, pero curiosamente tengo sensación de paz.







Me fui a por tabaco y no sabía volver.
Bueno, a lo que iba. Debido a mi avanzada edad, a mi lamentable estado de salud y a ciertos compromisos contraídos, hace tiempo que no frecuento los bares de copas, los festivales al aire libre ni las discotecas, es decir, esos lugares donde se propician las relaciones humanas y se estrechan lazos afectivos (es decir, se liga y se folla). Ahora no es como antes -me dice una persona documentada con la que suelo hablar de estos temas- basta una mirada, un gesto, y ya está hecho. Y yo lo veo bien. Mirar es un arte. Y dejarse mirar también es un arte. ¿Hay algo que rebele mejor el fondo del alma humana que unos ojos expresivos que desean, preguntan o se ofrecen?
Con estas ideas dándome vueltas en la cabeza he salido esta mañana a comprar el pan. Son pocas las oportunidades que me dejan de entablar relaciones con extraños, así pues he aprovechado este paseo para ver qué hay de cierto en lo que me decía mi amable interlocutor, a pesar de lo poco favorable del momento y del lugar. No busco una aventura, me mueve la curiosidad científica. He fracasado en varias ocasiones, e incluso una chica me ha preguntado, atenta, muy amable, que si me ocurría algo al ver mis ojos muy abiertos lanzándole señales que no comprendía. Pero no me siento defraudado del todo, ni frustrado: poco antes de llegar a casa me he detenido en una obra y he pasado un buen rato apoyado en una barandilla de hierro mirando con qué habilidad, diligencia y dedicación trabajaban unos obreros. La verdad es que mirando se aprende mucho, aunque cansa.




6.7.04

Con envidiable precisión de entomóloga, mi desconocida amiga Falafel acaba de poner el dedo en la llaga: no sólo "vivo como" y "pienso como": "soy" un gilipollas.