Bartleby el escribiente




31.7.04

A lo largo de mi ya dilatada existencia he conocido a gente cuyas convicciones rozaban el fanatismo. Yo, que soy de natural descreido, suelo escucharlas con distanciamiento. Pero lo de anoche me da que pensar. Hacia yo tiempo a que llegara la hora de dormir charlando con una joven pareja de ingleses a la que habia conocido el dia anterior. Me contaban que forman parte del movimiento antiglobalizador y que habian estado en Seattle y Genova, y en Barcelona. Desinhibido y animado quiza por las varias caipirinhas que habia ingerido, le pregunte a ella por el tatuaje que lucia en ese lugar en el que la espalda empieza a llamarse culo. Era una svastica. "Ah, eso", contesto, "es una forma de concienciacion politica activa". "Cuando Kevin me encula" siguio con desparpajo "la vision de la svastica lo saca de si, y en tres o cuatro embestidas se corre al grito de Fuck you, Adolf". "Es una especie de orgasmo militante", crei entenderle. Estuve tentado de hablarle de mi pasado antifascista, pues la chica tenia unos ojos ingenuos y bonitos, y en esto de las solidaridades ideologicas nunca se sabe que se puede pescar, pero me contuve, pues mi mujer merodeaba cerca y vigilante. "Quiza te quedaria bien la M de MacDonald", le dije tras unos instantes de meditacion, "seria como de mas actualidad". Y pense en Kevin, gritando al correrse: "!!!Un whoper doble sin pepinillo!!!"