Bartleby el escribiente: 10.2004




8.10.04

Pues sí, me he apuntado a un cursillo de Causas Nobles. Es por las tardes, aquí cerca, en mi barrio. Nos dan Antiglobalización para Todos, Feminismo Día a Día, Ecología para el Espíritu, Pueblos Oprimidos I y II, Liturgia Verde y otras materias similares. Para las prácticas tenemos una mujer maltratada, un homosexual, dos marroquíes, un señor que fuma y un cantautor eléctrico (que toca la guitarra eléctrica) al que le hacemos los coros. Nos lo pasamos bien, y cuando terminan las clases nos vamos todos juntos a tomar una cañita. Los viernes por la tarde tenemos actividades extraescolares: un día nos manifestamos por la Paz, otro por la Libertad... Antes hacía Tai Chi, pero me aburría.




7.10.04

De todos es sabido que el aprendizaje vital es el aprendizaje del NO. Veamos unos cuantos ejemplos de carácter general: "No matarás"; "No mentirás"; "¿Quedamos?": "No"; "¿Bailamos?": "No"; "¿Me das tu teléfono?": "No"; "Esta noche No, que me duele la cabeza", etcétera. Así son las cosas. En mi opinión, hay una gran belleza en el No. Reparemos en cómo se curvan los labios, formando un círculo casi perfecto, al decir No; reparemos en la sonoridad del vocablo, en el eco de la "o", mayor o menor según el énfasis del hablante. Es más, fijémonos en la armonía del dedo índice levantado a la altura de los ojos, moviéndose rítmicamente de izquierda a derecha, como negativa, o en el balanceo elegante de la cabeza de un lado a otro al negar. Incluso el corte de mangas, una forma de decir No, en su rudeza, tiene cierta belleza salvaje. Me gustaría que pensarais en todo esto.




5.10.04

He dedicado largas horas de estudio al espinoso tema de lo que púdicamente se denomina placeres de la carne. Cada cultura tiene sus textos clásicos y existen cientos de manuales de autoayuda, todos los cuales he leído y anotado. Lamentablemente, la gran mayoría de ellos se limitan a la glosa de una serie de posturas y técnicas. Echo en falta un texto que siente las bases teóricas del Primer Paso. ¿Cuál es el mensaje que el sujeto A, que desea cohabitar con el sujeto B, debe lanzar para alcanzar el éxito? Esta es la gran pregunta a la que siglos de cultura y esfuerzo intelectual no han dado respuesta definitiva. A pesar de que vivimos en una sociedad regulada por multitud de códigos inequívocos que todos entendemos y respetamos (el intermitente con el que señalamos que vamos a girar a derecha o izquierda, el semáforo rojo que nos indica que debemos detenernos, la sirena de la ambulancia que nos pide paso...) no existe una fórmula definitiva que mitigue las dificultades del abordaje y nos conduzca al éxito. ¡Cuántas frustraciones se evitarían, cuántos malos entendidos nos ahorraríamos de existir esa fórmula! La interpelación directa, escueta, económica en recursos retóricos e inequívoca -"¿Follamos?"- no funciona; tampoco funcionan las exhibiciones de elocuencia, pues, cuando son largas y floridas en exceso, el sujeto B suele ponerse a pensar en sus cosas.
Anuncio que estoy trabajando en ello, pues es algo que echo en falta y mucha gente me ha animado a esta tarea. Mis conclusiones provisionales apuntan a que existe una gran similitud entre ligue y arquitectura, pero no puedo adelantar nada más de momento.




1.10.04

Un prestigioso psiquiatra hablaba el otro día acerca del valor terapéutico de la palabra. Decía que el potencial curativo de la palabra es tan alto que incluso hablarle a las plantas, o hacerlo a uno mismo frente a un espejo, o el simple monólogo interior, son beneficiosos para la paz de espíritu. Yo me hablo mucho. Ahora, como estoy en una etapa en la que me siento más sociable, estoy ampliando mi círculo de relaciones. Ayer tuve una jugosa conversación con el microondas, y esta mañana he cambiado unas palabras con la tostadora. Pero lo que me ha abierto nuevos horizontes es lo de hablar con los contestadores telefónicos. Eso sí que me produce una gran paz interior.