Bartleby el escribiente




9.7.04

Veo con agrado y complacencia que mis modestas reflexiones acerca del culo han sido bien recibidas por algunos lectores. La doctora Falafel apunta un tema interesante, el valor de uso del culo en nuestra cultura, señala sus preferencias y confiere al culo carácter totémico; la discreta joven que se oculta bajo el genérico "chica", discrepa de Falafel, y apunta unos matices que hay que tener en cuenta en lo que concierne al ritmo y la lubricación; la profesora Ana, por su parte, se siente tentada a incorporarse a este campo de estudio: confiemos en que pronto fructifiquen sus investigaciones y éstas tengan un eco positivo en general y buena acogida por su pareja en particular. Un hasta ahora desconocido estudioso, Sangre y Cosmos, aborda el tema desde una perspectiva estructuralista y semiótica, y concluye con una arenga en pro del uso lúdico del culo. (Para todas las referencias, véanse comentarios al post anterior)
La gran pregunta es la siguiente: ¿para qué sirve el culo?, ¿qué uso debemos hacer de él? Aclaro, para lectores de ingenio leve que podrían sentirse tentados por el chascarrillo fácil, que cuando hablo de culo me refiero a los glúteos, y no al esfínter.
Desde la tradicional perspectiva patriarcal, la respuesta está clara: el culo existe para ser horadado. No obstante, sin descartar que ésta pueda ser una de las finalidades, quiero recoger aquí un concepto, el de la lentitud, que otra amable comunicante ha puesto sobre la mesa. Y es que antes del asalto frontal al secreto orificio caben múltiples y deliciosas formas de asedio que son un fin en sí mismas y cuya característica más interesante es la lentitud en la ejecución. Animo a mis lectores a que describan algunas de ellas, aquellas que, según su experiencia, puedan resultar más gratas.
Como ejemplo de usos alternativos del culo recordemos aquí la escena en la que una casi adolescente Uma Thurman presta su culo al libertino John Malkovich/Valmont, para que éste se apoye en él y redacte la misiva envenenada con la que quiere socavar las defensas de una virtuosa Michel Pfeiffer. No sabemos cuál fue la recompensa que obtuvo Uma por prestarse tan diligentemente a servir de escritorio, pero cabe imaginarla.
Mucho ha de escribirse aún acerca del culo, pero en el estado actual de las investigaciones no se puede dar una respuesta definitiva a la pregunta que nos hacíamos. Por mi parte, anuncio solemnemente que me voy a entregar al estudio pormenorizado de este tema, y que mis conclusiones las iré haciendo públicas en este foro. Mi plan de trabajo es el siguiente:
-Efectos de la exhibición en distintos grados en la turgencia del pene (insinuado bajo una falda ligera, la función de la ropa interior. Recordemos el de Scarlett Johanson y sus braguitas semitrasparentes al inicio de Lost in Translation...);
-Lubricación con aceites aromáticos y masajes;
-Modalidades de caricias (las yemas de los dedos, efecto ocasional del uso de las uñas como método para estudiar el contraste de sensaciones);
-Lengua, perineo, vulva y esfínter: un tema tabú;
-Azotes de distinta intensidad durante el coito, y, finalmente,
-Técnicas de penetración.
La ciencia espera mucho de nosotros.