Bartleby el escribiente




2.6.04

Soy un hombre meticuloso y ordenado, con espíritu de entomólogo. En la Oficina*, mi escritorio destacaba de otros por la pulcritud con la que alineaba en él lo necesario para mi tarea. Nada más llegar, antes incluso de sentarme, empleaba unos minutos en reconstruir el orden original. Una vez todo en su sitio, conjurada la leve ansiedad que me producía el desplazamiento accidental de grapadoras y lapiceros o la errónea orientación del teléfono, me entregaba a mi cometido: diseccionaba expedientes, archivaba facturas, etiquetaba documentos y emitía informes detallados para mis superiores. Con el tiempo llegué a entender que el desorden que me desasosegaba cada mañana encubría mensajes: los que me dejaba una anónima señora de la limpieza durante la madrugada. Mantuvimos una relación muy afectuosa mediante este sistema. No llegué a conocerla en los quince años que acudí a la Oficina sin faltar un solo día antes de que ocurriera lo de S. Yo ya estaba casado.

*Del uso de diacríticos y metalenguajes (nota para estudiosos): he escrito Oficina con mayúscula a pesar de ser un nombre común porque mi intención es dar a ese espacio una entidad metafísica. Se trata, pues, de algo similar a lo que hace Kafka cuando escribe "Castillo" también con mayúscula. Siempre me ha gustado facilitar el trabajo de quienes redactan tesis doctorales.