Bartleby el escribiente




1.6.04

Una ciberamiga, Bo Peep, llevada por no se sabe qué impulso, ha posteado una especie de minirelato, género muy blogero, en el que se asoma a una región oscura de la psique y el deseo que produce estremecimientos de significado ambiguo. Juega con imágenes de dominio y sumisión, expresiones ambas que no tienen buena prensa, pues se tiñen, por esa polisemia que a veces tienen las palabras, de connotaciones de humillación y desprecio al ser humano. Para no extenderme: Guantánamo, las cárceles iraquíes, el maltrato femenino. Estas infamias son las que nos han tocado en este tiempo, pero infamias similares se vienen repitiendo a lo largo de la historia desde al menos lo de la quebrada de Olduwai, que yo recuerde. Ahora bien, es asimismo cierto que también desde aquellos remotos tiempos de la primera hominización, aunque de esto no estoy totalmente seguro, la relación de dominio/sumisión ha tenido un papel importante en el terreno del juego erótico, a pesar de que sobre ella hayan caído múltiple velos y prejuicios culturales. Bien, pues el caso es que, sea lo que relata Bo Peep trasunto de una experiencia personal o mera elucubración, aplaudo su post y la animo a seguir hurgando en ese territorio en el que la ceremonia, el rito, la escenografía, el intercambio de papeles son sustanciales.
Acaba de sonar el timbre y tengo que salir al patio para el recuento. Luego sigo.