Bartleby el escribiente




1.6.04

Ya he vuelto. La verdad es que no sé por qué insisten tanto en que me tome las pastillas. Bueno, a lo que iba. Desde lo de S. (desde lo mío, tendría que decir, pero es que yo siempre he medido todo con respecto a S.), me encuentro un poco perplejo. Yo creo, a mi entender, que ya no rigen para mi las leyes, ni tampoco el sentido del decoro tradicional. Lo digo porque estoy mejor descalzo y sin calcetines, pero me da un poco de reparo. Ahora tengo mucho tiempo libre: esta semana me voy a enamorar de Jean Seberg, que lo tenia pendiente. Ya veremos qué ocurre.
Por cierto, el otro día, como me aburría de mirar, leí un libro, aquí sentado en el banco. Se titula Las memorias del tío Jess, y cuenta cosas de cine. También habla de Chet Baker. Es un trompetista. Va bien para la melancolía poscoital. O eso he creído entender. Dice Jesús Franco:
"Yo le conocí en París. Tocaba en el club Saint Germain, el mejor de la ciudad. Un sábado le dieron su banqueta a un cliente y él se fue a un club mucho más modesto, dos calles más arriba, y les preguntó si podía tocar allí. El patrón le hizo una reverencia, pero le advirtió que no podría pagarle lo mismo que los otros. Chet respondió que no le importaba el dinero, sino la seguridad de tener siempre una banqueta alta. Y allí se quedó. Cuando yo podía iba a escucharle. Una vez en el descanso me pidió, en un inglés que hasta yo podía entender: ¿Can I seat here? señalando el asiento vacío frente al mío. Yo le dije que sí. Se sentó con una copa en la mano. Bebió y pareció escuchar algo que sonaba en el tocadiscos. No dijo nada ni yo tampoco. Así paso un cuarto de hora largo. Luego se bebió su copa y se volvió a la tarima, diciendo: «Back to work»."
Creo que yo me hubiera entendido bien con él. ¿A ti te gusta, Almu?